La investigación, que publica la revista European Journal of Epidemiology, es la primera que relaciona una dieta rica en frutos secos –que ayudan a reducir el riesgo de hipertensión, estrés oxidativo y diabetes– durante el primer trimestre de embarazo con una mejor función cognitiva, capacidad de atención y memoria de trabajo a largo plazo de los bebés.

La investigación del ISGlobal, centro impulsado por La Caixa, se hizo en España con más de 2,200 parejas madre e hijo de Asturias, Guipúzcoa, Sabadell y Valencia.

Los investigadores extrajeron información sobre la ingesta de frutos secos de cuestionarios sobre hábitos alimentarios que las madres respondieron en el primer y último trimestre del embarazo, mientras que el desarrollo neurosicológico de los menores lo evaluaron por medio de diversos test estándar hechos al año y medio, 5 años y 8 años después del nacimiento.

Los resultados mostraron que los menores pertenecientes al grupo con un mayor consumo materno de frutos secos durante el primer trimestre de embarazo obtuvieron mejores resultados en todos los exámenes practicados para medir función cognitiva, capacidad de atención y memoria de trabajo.

“Este es el primer estudio que se ocupa de los posibles beneficios de la ingesta de frutos secos en el embarazo sobre el neurodesarrollo a largo plazo”, destacó Florence Gignac, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.

“Puesto que el cerebro experimenta una serie de procesos complejos durante la fase de gestación, la nutrición materna es un factor determinante para un neurodesarrollo adecuado del feto con efectos a largo plazo”, dijo.

Los frutos secos que tuvieron en cuenta son nueces, almendras, cacahuetes, piñones y avellanas.

Según Cignac, “los efectos beneficiosos hallados podrían deberse a su alto contenido en ácido fólico y, sobre todo, en ácidos grasos esenciales, como el omega-3 o el omega-6.

“Estos componentes –según la investigadora– tienden a acumularse en los tejidos nerviosos, principalmente en las áreas frontales del cerebro, que influyen en la memoria y en las funciones ejecutivas”.

Los beneficios que describe este estudio se observaron en el grupo que declaró un mayor consumo de frutos secos, con una media semanal de algo menos de tres raciones de 30 gramos cada una, una cantidad ligeramente inferior a la recomendada por la Guía de la alimentación saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), que es de entre tres y siete raciones por semana.

“Esto nos hace pensar que si se adecuase el consumo medio a las recomendaciones los beneficios podrían ser mucho más amplios”, afirmó Gignac.

Pese a ello, se estima que el consumo de frutos secos en España es de más del doble que la media europea (4.8 gramos frente a 2.2 gramos).

La investigación también analizó la ingesta de frutos secos en el tercer trimestre del embarazo, aunque en este caso no se observaron asociaciones con el desarrollo neurosicológico o las asociaciones halladas fueron más débiles.

“No es la primera vez que observamos que los efectos de una determinada exposición son más pronunciados cuando esta se da en una etapa concreta del embarazo. Aunque nuestro estudio no permite explicar las causas de esta diferencia entre el primer y el tercer trimestre, en la literatura científica se especula con la idea de que el ritmo de desarrollo no es igual a lo largo de toda la gestación, con períodos de especial sensibilidad hacia la dieta materna”, detalló el investigador Jordi Júlvez.

El especialista recomienda tomar los datos de este primer estudio con cautela.


Fuente: laprensagrafica.com