Los niños de todas las edades pueden enfermarse con la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Pero la mayoría de los niños afectados generalmente no se enferman con tanta gravedad como los adultos, y algunos quizás no presenten ningún síntoma. Reconoce los signos y síntomas de COVID-19 en bebés y niños, por qué los niños quizás se vean afectados de manera diferente por la COVID-19 y qué puedes hacer para prevenir que se propague el virus.

¿Cuál es la probabilidad de que un niño contraiga la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19)?

Según la American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) y la Children’s Hospital Association (Asociación de Hospitales para Niños), en los Estados Unidos, los niños representan aproximadamente un 16 % de todos los casos de COVID-19. Se observan cada vez más casos de COVID-19 en niños en los Estados Unidos. Últimamente, los niños representan el 24 % de poco más de 100 000 casos semanales informados de COVID-19.

Si bien todos los niños pueden contagiarse del virus que causa la COVID-19, no se enferman tanto como los adultos. En su mayoría, los niños tienen síntomas leves, o no tienen síntomas.

Sin embargo, algunos niños se enferman gravemente por la COVID-19. Podría ser necesario hospitalizarlos, tratarlos en la unidad de cuidados intensivos o colocarles un respirador para ayudarlos a respirar, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Además, los niños con otras afecciones médicas, como obesidad, diabetes y asma, podrían tener un mayor riesgo de enfermarse de gravedad por la COVID-19. Los niños que tienen una enfermedad cardíaca congénita, afecciones genéticas o enfermedades que afectan el sistema nervioso o el metabolismo también podrían tener un mayor riesgo de enfermarse de gravedad por la COVID-19.

Los estudios también sugieren índices desproporcionadamente más altos de COVID-19 entre los niños hispanos y afroamericanos (no hispanos) comparados con los niños blancos no hispanos.

Algunos niños continúan con síntomas de COVID-19 después de su recuperación inicial. En raras ocasiones, algunos niños también pueden desarrollar una afección grave que parece estar asociada con la COVID-19.

¿Cómo se ven afectados los bebés por la COVID-19?

Los niños menores de 1 año parecen tener un mayor riesgo de presentar una enfermedad grave con COVID-19 que los niños mayores. Es posible que esto se deba a que su sistema inmunitario todavía es inmaduro, y que sus vías respiratorias son más pequeñas, lo que puede hacer más probable que presenten problemas para respirar si contraen infecciones virales en las vías respiratorias.

Los recién nacidos pueden infectarse con el virus que causa la COVID-19 durante el parto o por exposición a cuidadores enfermos después del parto. Si tienes COVID-19 o está esperando los resultados de las pruebas debido a los síntomas, se recomienda durante la hospitalización después del parto que uses una mascarilla de tela y que tengas las manos limpias cuando cuides a tu recién nacido. Está bien tener la cuna de tu bebé junto a tu cama mientras estés en el hospital, pero también se recomienda que te mantengas a una distancia razonable del bebé cuando sea posible. Cuando se toman estas medidas, el riesgo de que un recién nacido se infecte con el virus de la COVID-19 es bajo. Sin embargo, si estás gravemente enferma con COVID-19, tal vez sea necesario separarte temporalmente de tu recién nacido.

Los bebés que tienen COVID-19 o a los que no se les puede hacer análisis y no tienen síntomas pueden recibir el alta del hospital, según las circunstancias. Se recomienda que los cuidadores del bebé lleven mascarillas y se laven las manos para protegerse. Se necesitará seguimiento frecuente con el proveedor de atención médica del bebé, por teléfono, visitas virtuales, o visitas en el consultorio, por 14 días. Los bebés que dan negativo para COVID-19 pueden ser enviados a casa desde el hospital.

Síntomas de COVID-19 en niños

Mientras que los niños y los adultos presentan síntomas similares para la COVID-19, los síntomas de los niños suelen ser leves y similares a los de un resfriado. La mayoría de los niños se recuperan en una a dos semanas. Los posibles síntomas son:

  • Fiebre
  • Tos que comienza a tener flemas
  • Pérdida reciente del sentido del gusto o del olfato
  • Cambios en la piel, como zonas descoloridas en los pies y las manos
  • Dolor de garganta
  • Síntomas gastrointestinales, como náuseas, vómitos, dolor de estómago o diarrea
  • Escalofríos
  • Dolores musculares
  • Fatiga extrema
  • Dolor de cabeza intenso reciente
  • Congestión nasal reciente

Si tu hijo tiene síntomas de COVID-19 y crees que puede estar padeciendo la enfermedad, llama al médico de tu hijo. Mantén a tu hijo en casa y alejado de otros cuanto sea posible, excepto para recibir atención médica. Si es posible, haz que tu hijo use un dormitorio y un baño separados de los que usan los otros miembros de la familia. Sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y el gobierno en cuanto a las medidas de cuarentena y aislamiento según sea adecuado.

Si tu hijo tiene COVID-19 y puede atenderse en casa, céntrate en aliviar sus síntomas. Esto puede incluir reposo, ingesta de líquidos y analgésicos.

Los factores que se usan para decidir si hacerle a tu hijo la prueba para detectar la COVID-19 pueden variar según el lugar en el que vivas. En los Estados Unidos, el médico determinará si es necesario hacer una prueba de diagnóstico para detectar la COVID-19, de acuerdo con los signos y síntomas de tu hijo, y también determinará si ha tenido contacto estrecho con alguien que haya sido diagnosticado con COVID-19. Quizás el médico también considere hacerle la prueba si tu hijo tiene mayor riesgo de enfermarse de gravedad.

Para hacer la prueba de detección de COVID-19, un proveedor de atención médica usa un hisopo largo para tomar una muestra de la parte posterior de la nariz (muestra nasofaríngea). Luego, la muestra se envía a un laboratorio para analizarla. Si tu hijo tiene tos con flema (esputo), esa muestra también se puede enviar al laboratorio para analizarla.

Cómo ayudar a tu hijo durante la prueba de hisopado nasal de la COVID-19

El propósito de este video es preparar a los niños para la prueba de hisopado nasal de la COVID-19 y aplacar sus posibles miedos y ansiedades. Cuando los niños se preparan para realizarse una prueba médica, se vuelven más colaboradores y obedientes, lo que crea una experiencia de afrontamiento positiva para ellos. Hicimos este video para que lo puedan ver niños de tan solo 4 años en adelante.

¿Qué es el síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico (MISC-C por sus siglas en inglés)?

El síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico es una afección grave en la que se inflaman mucho algunas partes del cuerpo como el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones, el aparato digestivo, el cerebro, la piel o los ojos. Los datos señalan que muchos de estos niños se habían infectado con el virus de la COVID-19, tal como demuestran los resultados positivos para anticuerpos, lo cual da a entender que el MIS-C se produce por una respuesta inmunitaria excesiva relacionada con la COVID-19.

Los posibles signos y síntomas del MIS-C son, entre otros:

  • Fiebre que dura más de 24 horas
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Dolor de estómago
  • Sarpullido
  • Latidos rápidos del corazón
  • Respiración acelerada
  • Ojos rojos
  • Enrojecimiento o hinchazón de los labios y la lengua
  • Cansancio inusual
  • Enrojecimiento o hinchazón en las manos o los pies
  • Dolor de cabeza, mareos o aturdimiento
  • Agrandamiento de los ganglios linfáticos

Los signos que advierten que se trata de una emergencia por MIS-C son, entre otros:

  • Incapacidad para despertarse o permanecer despierto
  • Dificultad para respirar
  • Confusión repentina
  • Piel, labios o lecho de las uñas de color pálido, grisáceo o azulado, según el tono normal de la piel
  • Dolor intenso de estómago

Si tu hijo presenta algún signo que indique que se trata de una emergencia, o está gravemente enfermo y presenta otros signos y síntomas, llévalo al departamento de emergencias o llama al 911 o a tu número local para emergencias. Si tu hijo no está enfermo de gravedad, pero presenta otros signos o síntomas de MIS-C, llama al médico de tu hijo para que te dé instrucciones.

¿Los niños que contraen COVID-19 pueden tener efectos a largo plazo?

Cualquier persona que haya tenido COVID-19 puede desarrollar una afección posterior a laCOVID-19. Las investigaciones sugieren que los niños con COVID-19 leve y grave han tenido síntomas a largo plazo. Los síntomas más comunes en niños incluyen:

  • Cansancio o fatiga
  • Dolor de cabeza
  • Trastornos del sueño
  • Dificultad para concentrarse
  • Dolor en los músculos y en las articulaciones
  • Tos

Estos síntomas podrían afectar la capacidad de tu hijo para asistir a la escuela o realizar las actividades habituales. Si tu hijo tiene síntomas a largo plazo, considera hablar con sus maestros acerca de sus necesidades.

Si generalmente los niños no experimentan una enfermedad grave por COVID-19, ¿por qué tienen que recibir la vacuna contra la COVID-19?

Una vacuna contra la COVID-19 puede evitar que tu hijo contraiga y propague el virus que causa la COVID-19.

Si tu hijo se contagia con la COVID-19, una vacuna contra la COVID-19 podría evitar que se enferme gravemente o que sufra complicaciones a corto o largo plazo. Los niños con otras afecciones médicas, como obesidad, diabetes y asma, podrían tener un mayor riesgo de enfermarse de gravedad por la COVID-19.

Recibir una vacuna contra la COVID-19 también puede ayudar a que tu hijo no falte a la escuela y a que pueda jugar y participar en deportes, así como en otras actividades grupales, de forma más segura.

Consejos para la prevención de COVID-19

Si tú o tu hijo no se vacunaron contra la COVID-19, hay muchos pasos que pueden seguir para evitar contagiarse con el virus de esta enfermedad y trasmitirlo a otras personas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud recomiendan lo siguiente para ti y tu familia:

  • Mantener las manos limpias. Lávate las manos con frecuencia con agua y jabón por lo menos durante 20 segundos o usa un desinfectante para manos a base de alcohol que contenga al menos un 60 % de alcohol. Cúbrete la boca y la nariz con el codo o un pañuelo desechable cuando tosas o estornudes. Desecha el pañuelo desechable usado y lávate las manos. Evita tocarte los ojos, la nariz y la boca. Haz que tus hijos se laven las manos inmediatamente después de volver a casa, así como después de usar el baño y antes de comer o preparar comida. Muéstrales a tus hijos pequeños cómo hacer entrar el jabón entre los dedos y hasta las puntas de estos, incluidos los pulgares y el dorso de las manos. Anímalos a que canten dos veces la canción entera de feliz cumpleaños (aproximadamente 20 segundos) así pasan el tiempo necesario para limpiarse bien las manos.
  • Practicar distanciamiento físico. Asegúrate de que tu hijo y todos los integrantes de tu hogar eviten el contacto cercano (menos de 6 pies o 2 metros) con cualquier persona que no viva en tu hogar. Dado que las personas sin síntomas pueden trasmitir el virus, lo que supone el riesgo más bajo es evitar que los niños se junten a jugar en persona. Tener encuentros infrecuentes para jugar con la misma familia o amigos que practiquen medidas preventivas supone un riesgo medio. Si permites este tipo de encuentros, hazlos al aire libre y asegúrate de que los niños mantengan una distancia de 6 pies (2 metros) entre ellos. Puedes describir esta distancia a tu hijo como el largo aproximado de una puerta o una bicicleta para adultos. Para disminuir el riesgo de tu hijo de contagiarse de la COVID-19, podrías considerar limitar las actividades en las que necesiten compartir el equipamiento, tales como la pelota de básquetbol, o en las que no se pueda practicar el distanciamiento físico. Anima a tu hijo a seguir en contacto con sus amigos y seres queridos a través de llamadas telefónicas o en conversaciones por video. Para mantener a tu hijo involucrado, considera organizar comidas familiares, noches de juegos o encuentros para jugar con otros niños de manera virtual.
  • Limpiar y desinfectar la casa. Limpia todos los días las superficies que se tocan con frecuencia en las áreas compartidas de la casa, como mesas, manijas de puertas, sillas con respaldo duro, interruptores de luz, controles remotos, dispositivos electrónicos, picaportes, escritorios, inodoros y lavabos. También limpia las áreas que se ensucian con facilidad, como la mesa para cambiar al bebé, y las superficies que tu hijo toca con frecuencia, como las superficies de su cama, la mesa de manualidades, la caja de los juguetes y los juguetes. Usa agua y jabón para lavar los juguetes que se lleva a la boca. Asegúrate de enjuagar bien y de secar estos juguetes. Lava la ropa de cama de tu hijo y sus juguetes de peluche lavables, cuando sea necesario, y a la temperatura más alta posible. Seca por completo estos artículos. Lávate las manos después de tocar las pertenencias de tu hijo. Si cuidas de un bebé que tiene la COVID-19, lávate las manos después de cambiar los pañales o de tocar su ropa de cama, juguetes o biberones.
  • Ponte mascarilla de tela. Todas las personas de 2 años o más que no tengan el esquema completo de vacunación deben usar una mascarilla en lugares públicos cerrados, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Si estás en una zona con un gran número de casos nuevos de la COVID-19, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) también recomiendan que uses una mascarilla en espacios abiertos concurridos o al estar en contacto estrecho con personas que no tengan el esquema completo de vacunación. Si tu hijo tiene 2 años o más, haz que se ponga una mascarilla de tela cuando esté con personas que no vivan en su hogar para prevenir la trasmisión de la COVID-19 a otros. No les pongas una mascarilla a un niño menor de 2 años, a un niño que tenga algún problema para respirar ni a un niño que tenga una afección que le impida sacarse la mascarilla sin ayuda.

Además, continúa con las visitas de bienestar del niño y mantén sus vacunas al día. Esto es importante sobre todo para los bebés y los niños menores de 2 años. Actualmente, muchos médicos usan estrategias para separar las visitas de bienestar de las visitas para niños enfermos al atender a los niños enfermos en áreas separadas de sus consultorios o en ubicaciones diferentes. Si tu hijo debe ir a una visita de bienestar, habla con su médico sobre las medidas de seguridad que se toman. No dejes que el miedo de contagiarse con el virus que causa la COVID-19 sea un obstáculo para que tu hijo reciba las vacunas para prevenir otras enfermedades graves. La vacuna contra la COVID-19 puede administrarse a los niños que cumplan los requisitos el mismo día que las demás vacunas.

Seguir las pautas para prevenir la trasmisión del virus que causa la COVID-19 puede ser particularmente difícil para los niños. Sé paciente. Sé un buen ejemplo, y así será más probable que tus hijos imiten lo que haces.


Fuente: mayoclinic.org