La regulación de la temperatura corporal es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo y de nuestro sistema inmunitario. En los recién nacidos y debido a su inmadurez es normal que la temperatura se regule peor que en niños más mayores.
De hecho, cuando un recién nacido nace se le suele tapar la cabeza porque por ahí pierde gran cantidad de calor, por eso los gorritos que los pediatras les ponemos en la cabeza al nacer. Debido a esta inmadurez las temperaturas extremas, tanto frío como calor, son difíciles de regular.
Según el tipo de sistema de medición que utilicemos diremos que la temperatura normal de un recién nacido oscila entre los 36.5ºC y los 37.5ºC:
- Temperatura tomada en la axila: es de los métodos preferidos por los pediatras para niños mayores de 1 mes y es preferible realizarla con termómetros electrónicos. Aquí la temperatura normal oscila e los 36ºC a los 37ºC.
- Temperatura tomada en el recto: este sistema es muy utilizado en los recién nacidos y las temperaturas normales varían entre los 36.5ºC y los 37.5ºC, es decir, 0.5ºC más respecto a la toma de temperatura axilar.
Los otros sistemas de medición de la temperatura, es decir, termómetros de medición en oreja o de medición frontal con láser tienen demasiadas variaciones y no son tan fiables como el termómetro electrónico, por lo que los pediatras preferimos este último.
Cuando la temperatura es inferior a los 35ºC se puede considerar hipotermia y es un indicador de que algo no va bien. Si la temperatura es superior a 37ºC e inferior a 38ºC en la medición axilar hablamos de febrícula y si es superior a 38ºC ya hablamos de fiebre. Esto es igual que si la medición es rectal pero añadiendo 0.5ºC.
¿Qué puede condicionar un cambio de temperatura en el recién nacido?
- Exceso de ropa: normalmente se tiende a abrigar en exceso a los recién nacidos incluso en los meses de verano por lo que si detectamos una temperatura fuera de lo normal lo primero que hay que hacer es quitar capas de ropa y repetir la medición pasados unos minutos. Lo más habitual es que nos quitemos el susto de encima ya que es la causa más habitual de exceso de temperatura.
- Procesos infecciosos: cualquier proceso vírico o bacteriano puede condicionar la aparición de fiebre, pero en los recién nacidos esto no es tan habitual ya que, como hemos dicho, su regulación de temperatura está inmadura. Aún así, ante la más mínima sospecha de febrícula en un recién nacido o menor de un mes se debe acudir a un servicio de urgencias para valoración por pediatría para descartar procesos de riesgo.
- Deshidratación: en los recién nacido se puede producir una deshidratación por problemas con las tomas, bien de fórmula (preparación escasa o en una mala concentración) o bien lactancia materna (casos muy raros de falta de producción de leche). En estos casos uno de los síntomas es la fiebre, por lo que también acudiremos a urgencias para valoración.
Conociendo estos puntos clave que hemos explicado podremos estar más tranquilos y sabremos cómo actuar en caso de detectar un cambio en la temperatura de nuestro recién nacido. Y como decimos los pediatras, con un recién nacido, ante la duda siempre es mejor una valoración por vuestro pediatra.
Fuente: serpadres.es