Las expresiones faciales en el rostro de los seres humanos aparecen durante la gestación entre las semanas 16 y 20, siendo la sonrisa la primera en hacerse evidente. Entre las semanas 24 y 25, la manera de sonreír de los fetos adquiere ya un patrón parecido al de un recién nacido.

Entre las semanas 36 y 38 de gestación, ya tienen un repertorio de sonrisas completo, y al nacer lo hacen con gran naturalidad ante los estímulos positivos y agradables.

Las expresiones faciales son universales, quiere decir que todos llegamos al mundo expresándonos de la misma manera, sin distinciones de género o raza. Estudios realizados pacientemente con ultrasonido prenatal demuestran que los fetos sonrien sin distinción, de una manera homogénea a lo largo del mundo. Quiere decir que al nacer sonreímos de una manera pura y no-cultural, todos lo hacemos igual.

Sin embargo, al nacer recibimos toda una influencia cultural, familiar, religiosa, económica, social, moral, geográfica, nutricional, tradicional, etc. Y poco a poco, se nos enseña a que los hombres no debemos llorar, o a mantener ciertas pautas sociales, o morales. Sin darnos cuenta, el mundo nos cambia, y nos va modelando los impulsos emocionales, poniendo frenos y barreras a las expresiones.

Luego de no mucho tiempo, encontramos que hay razas que sonríen menos, y que el mundo obliga a una diferenciación social de género, o a patrones morales que seguir, pautas, modelos, guías, etc. Y los niños van cambiando sus expresiones instintivas por aquellas adquiridas en la sociedad donde nacen y crecen, y cambian y se diferencian.

Y sin atreverme a decir que no debemos respetar las reglas sociales, que ciertamente dictaminan un mejor entendimiento entre las personas, sí afirmo lo siguiente:

NO LIMITES LA SONRISA NI LA RISA DE TUS HIJOS.

Déjalos expresarse, déjalos que lloren si es lo que sienten, que griten o rían, que bailen si el cuerpo se los pide y que tengan la libertad de expresar en el rostro y en todo su cuerpo las emociones que llevan por dentro.

No permitas que el mundo los cambie.

No olvidemos que de esa manera, no sólo seremos todos más felices y libres, sino que a su vez, alejaremos la enfermedad de manera simple, ya que los estados de ánimo positivos potencian nuestra respuesta inmune y favorecen los estados de bienestar y salud. Nunca frenes a tus hijos, no les cortes las alas ni el impulso de sus emociones, no los obligues a seguir patrones, ni les niegues algún gesto espontáneo, sobre todo cuando es puro y natural.

Aprendemos a sonreír desde que estamos en el útero.

Al nacer, sonreímos pero de una manera un tanto refleja. O sea, ante sensaciones agradables como la lactancia, la voz de la mamá, el apego, el afecto, etc.

A las seis semanas de vida, los bebés ya sonríen en respuesta a la sonrisa de los padres. Esto quiere decir que si le haces un gesto o una mueca, tu bebé te devolverá la sonrisa inmediatamente.

A los tres meses muchos bebés empiezan a reír, incluso a carcajadas.

Disfruten una tarde a carcajadas con sus hijos, y toda una vida llena de sonrisas sin límites ni barreras. No aprendas a limitarte, ni limites a tus hijosSimplemente, permítete ser felíz, es un buen primer paso en la vida.


Fuente: vital.rpp.pe