Un año más llega a su fin, recordemos todo lo aprendido; las risas, los buenos recuerdos, los tropiezos, y los abrazos que nos hicieron saber que todo estaría bien.Aprovechemos estos días para ver el camino recorrido y disfrutar con nuestros niños, enseñándoles el valor del agradecimiento y atesorando los momentos en familia.
Demos más valor a estar presente y dar un abrazo que a un dispositivo electrónico, a una sesión de risas que al juguete de moda. Llenemos los hogares de regalos intangibles, que perduren en el desarrollo de los niños y en su corazón.
Si el amor por los hijos se pudiera expresar, no habría suficientes hojas para escribirlo, ni tiempo para contarlo.Anónimo