¿Alguna vez has dejado sin responder una pregunta de un niño pequeño porque estabas concentrado utilizando un dispositivo tecnológico?
En ocasiones adultos responsables del cuidado de los niños, no son conscientes que el uso excesivo de aparatos tecnológicos puede interferir en la relación que establecen con ellos, desencadenando una serie de consecuencias que impactarán de manera contundente en la vida de los más pequeños.
Cuando los cuidadores utilizan en exceso aparatos tecnológicos en la interacción con los niños pueden provocar:
- Que los niños se sientan solos o incluso abandonados, ya que el adulto muestra más interés en el dispositivo.
- Referentes equivocados, ya que los niños al estar viendo a sus cuidadores varias horas tras una pantalla o dispositivo pueden pensar que es una conducta aceptable, por lo que tenderán a imitar dicho comportamiento.
- Baja autoestima en el niño, ya que los adultos no satisfacen sus necesidades de afecto y atención porque el móvil se vuelve su prioridad.
- Puede surgir inseguridad en el niño al considerar que lo que quiere expresar no es importante para su cuidador, afectando la comunicación.
- Disminuyen las habilidades sociales del niño, cuando las relaciones con sus vínculos primarios pierden fuerza por no recibir la atención de calidad necesaria durante su desarrollo.
- Pueden presentar comportamientos inadecuados, pues al sentirse ignorados y no tener un espacio para compartir sus emociones, se guarda tensión desencadenando acciones como: gritos, berrinches, ganas de morder o llanto.
Pautas para favorecer relaciones saludables y contrarrestar interferencias producidas por el abuso de la tecnología:
- Si estás utilizando algún dispositivo tecnológico y el niño requiere tu atención, detente un momento y bríndasela. De no ser posible hazle saber cuándo podrás atenderlo, así se sentirá escuchado y podrá espera al momento que le indiques.
- Crea momentos en los cuales no utilices ningún aparato tecnológico en presencia del niño, recuerda que eres su referente.
- Fija horarios para utilizar los dispositivos y modula el tiempo que dedicas a llamadas, mensajes o juegos; con la finalidad de poder tener tiempo suficiente para convivir con los niños.
Cuando estés con el niño, pon toda tu atención en él: míralo a los ojos, sin intimidarlo, realiza gestos o movimientos con la cabeza, manos y ojos que le hagan saber que hay una respuesta para lo que te comunica. Permítele hablar sin interrumpirlo respetando su propio ritmo.
Referencias: