Desde que los niños nacen tienen la capacidad innata para emitir señales tanto de hambre como de saciedad, ya que el organismo humano es muy sabio en cuanto a la alimentación. En ocasiones estas señales pueden no ser tan claras para los adultos que se encuentran a cargo de ellos, por lo que a través de la experiencia y el tiempo de convivencia con los niños deben de ir reconociéndolas e identificándolas.
La alimentación perceptiva es una práctica que implica una relación recíproca positiva entre el niño y su cuidador, llámese: madre, padre o cualquier agente educativo, durante las prácticas de alimentación. Tres son los pasos más importantes para realizarla.
Tomar en cuenta que los niños muestran señales de hambre y saciedad por medio de acciones motoras, expresiones faciales o vocalizaciones.
- Reconocer las señales y responder de manera efectiva a ellas para satisfacerlas de una manera cálida, contingente y apropiada de acuerdo con la etapa de desarrollo del niño.
- Saber que los niños experimentan una respuesta predecible ante la señal emitida, lo cual les permitirá comenzar a autorregularse, debido a que les tranquiliza saber que el cuidador entiende sus señales de saciedad o de insatisfacción.
Para lograr de manera efectiva este tipo de práctica, es importante tomar en consideración los siguientes puntos:
- Crea un espacio de alimentación que sea agradable para el niño en el cual haya pocas distracciones.
- Asegúrate de que esté sentado en una forma que le sea cómoda, si convive con otros niños pueden estar frente a frente, en caso de que no sea así, el cuidador tendrá que estar frente a él.
- Al momento de la alimentación mantén contacto visual con él, háblale con palabras dulces y ayúdalo a comer.
- Procura que los alimentos sean saludables tomando en cuenta la edad del niño.
- Establece un horario para los alimentos, así aumentará la posibilidad de que el niño tenga hambre cuando llegue el momento programado.
- Observa de manera atenta las señales del niño ya sea de hambre o saciedad, aprende a identificarlas y diferenciarlas.
- Satisface sus necesidades de manera oportuna, amorosa y apropiada para favorecer su desarrollo.
En caso de que el niño no quiera comer podemos intentar con otros sabores o preparaciones, es decir, realizar diferentes mezclas que le sean agradables, no debemos forzarlo a comer algo que no quiera.
Como podemos observar, el momento de la alimentación requiere no solo de contar con comida saludable, sino que conlleva toda un preparación por parte de los cuidadores, ya que este proceso también ayuda a favorecer la relación entre el niño y su cuidador, comenzar a desarrollar la autorregulación y autonomía del niño, así como conocer sus gustos, todas estas pautas ayudarán a favorecer su sano desarrollo de una manera integral, con beneficios a corto, mediano y largo plazo, los cuales impactarán en la salud de los niños.