Algunas ideas que te ayudarán a disminuir el impacto
En los primeros años de vida, es común que los niños quieran estar la mayor parte del tiempo con sus cuidadores primarios, ya que son estos con los que desarrollan sus primeros vínculos afectivos. Es normal que presenten cierta dificultad al momento de separarse de ellos, incluso para algunos puede ser mucho más amenazante y difícil que para otros, detonando algunas reacciones alarmantes como llantos o rabietas por frustración.
Si estas separaciones provocan emociones muy intensas, puede presentarse lo que se conoce como angustia o ansiedad por separación, esto se define como un temor persistente, intenso e inadecuado ante la experiencia de sentir pero de la figura de apego importante, en general, la madre; por lo que los niños afectados intentan de manera desesperada evitar estas situaciones. La edad en la que esto puede presentarse suele variar de un niño a otro, algunos expertos la ubican entre los 18 meses y los 2 años y medio, aunque puede prolongarse más tiempo.
Según estudios realizados existen factores que influyen para que estas respuestas sean más frecuentes como son: sentirse desplazado por el nacimiento de un hermano, haber perdido su lugar seguro por un cambio de vivienda, separaciones repetidas sin una preparación emocional, vínculos inseguros con los padres o características relacionadas con el temperamento.
Algunas señales que surgen cuando esto ocurre son las siguientes:
- Dificultad para dormir solo o pesadillas.
- Preocupación excesiva por perder a su familia o que le suceda algo a él.
- Sentimientos de miedo, preocupación y sentirse renuente a estar solo.
- Frecuentes dolores de estómago, cefaleas, dolores musculares u otros malestares físicos.
- Angustia excesiva cuando se presenta o se anticipa la separación del hogar o de la familia.
La separación es un evento que forma parte de la experiencia humana, sin embargo, para algunos niños estas separaciones cortas o largas pueden implicar realmente un problema de ansiedad. Entender lo que está viviendo el niño será de gran importancia al momento de querer apoyarlo en transitar estas situaciones, con la finalidad de que tanto él como nosotros, adultos, podamos gestionar esta separación de una manera más asertiva.
Algunas ideas que ayudarán a que las separaciones sean más fáciles y el niño recupere la confianza, son:
- Disminuye las separaciones que se pueden evitar.
- Intenta no separarte de tu hijo cuando esté cansado, tenga hambre o esté inquieto.
- Evita esconderte, no despedirte o decirle mentiras cuando te vas. Eso agrava la situación.
- Si vas a presentarle a alguna persona, ve haciéndolo poco a poco, estando presente.
- Para el ingreso a un centro de desarrollo infantil, visiten juntos el lugar varias veces antes de dejarlo en el horario completo.
- Crea rituales de despedida donde puedas decir “adiós” de una manera amorosa y firme, haciendo énfasis en lo que harán juntos cuando regreses.
- Explica que solo estarán separados por un periodo breve y dile que vas a volver.
- Asegúrate de regresar cuando hayas dicho, cumplir tu palabra le hará saber que puede confiar en ti.
- Haz prácticas con tu hijo sobre estar separados el uno del otro, puedes hacerlo por medio del juego.
- Ve paulatinamente aplazando tiempos de separación.
Visto de esta manera la ansiedad por la separación puede ser una etapa normal, que a medida que el niño se desarrolle; y con el apoyo amoroso, paciente y respetuoso de sus cuidadores podrá gestionar con mayor facilidad.