La relación entre hermanos suele ser una de las que más tiempo dura a lo largo de la vida de una persona, es por ello, que juega un papel importante dentro de la familia. La convivencia entre hermanos brinda la posibilidad de experimentar nuestros sentimientos, pensamientos y conductas; nos da la oportunidad de aprender y desarrollarnos en distintas áreas, ya que podemos realizar diferentes conductas, ver los resultados de estas, y hacer los ajustes necesarios para mantener relaciones estables.
Dentro de este tipo de relación podemos observar ciertas características en común, debido a que comparten ciertos aspectos genéticos (siempre y cuando sean hermanos de los mismos padres), provienen de la misma clase social, raza y cultura o el hecho de que probablemente pasen una gran cantidad de tiempo juntos ya sea jugando o compartiendo ciertos momentos del día, llegan a desarrollar un relevante sentido de intimidad.
Por otro lado, aunque los hermanos compartan varias experiencias, las cuales contribuyen a tener similitudes entre ellos, no olvidemos que cada uno es único y cuenta con rasgos que los diferencian, por lo que cada uno asimilará de distinta manera las experiencias vividas.
Un elemento importante dentro de estas relaciones es la diferencia de edades que puede existir entre los hermanos, por ejemplo, ser el hijo más grande suele estar asociado a un rol encaminado al liderazgo, enseñanza, cuidado, apoyo; mientras que el rol del hermano más pequeño suele estar encaminado a imitar o seguir, es decir, ser una especie de aprendiz del hermano grande. Sin embargo, sin importar el rol que asuman cada uno tendrá intereses y gustos distintos.
Teniendo en cuenta estas características que surgen de la relación entre hermanos, podemos utilizarlas para favorecer el vínculo entre ellos y al mismo tiempo como sus cuidadores darnos la oportunidad de comprender su mundo, por lo que te sugerimos aplicar las siguientes pautas:
Evita hacer comparaciones.
Reconoce y aprecia las diferencias existentes entre ellos, esto los hará sentir valiosos por quienes son.- Crea un ambiente colaborativo.
Busca actividades de interés común que puedan realizar en conjunto y promueve juegos en los que ambos puedan participar. - Brinda tiempo individual de calidad.
Organiza tu tiempo y date un espacio en el cual puedas atender a cada uno de tus hijos por separado. - Sé un mediador.
Escucha sus quejas o conflictos, escucha la versión de cada uno y hazlos sentir comprendidos y escuchados sin tomar partido. - Fomenta la comunicación.
Hazles saber que pueden expresar sus emociones, sentimientos o ideas, sin etiquetas, ni prejuicios. - Sé un modelo para seguir.
Recuerda que para lograr que tus hijos se lleven bien, tienes que dar ejemplo de tener buenas relaciones con los demás.
“Los beneficios positivos de establecer relaciones cálidas y positivas
entre hermanos pueden durar toda la vida.”