Si tienes más de un hijo seguramente te interesará saber cómo promover relaciones positivas entre ellos. ¿Sabías que en nuestra población de cada 100 niños, 80 tienen al menos un hermano y que esta relación es considerada la más duradera en la vida de las personas? 1.
Los hermanos son las personas con las que compartimos nuestra infancia, adolescencia y nuestra vida familiar, forman parte de nuestro desarrollo y son un punto de referencia para futuras relaciones interpersonales 2.
Sin embargo, no todas las relaciones entre hermanos son iguales, ¿a qué se debe esto?
El tipo de relación que se establece entre ellos será influenciada por el número de hermanos, las diferencias de edad, la personalidad, la afinidad e intereses en común, las vivencias que hayan compartido juntos y ciertamente la manera en cómo sus padres, en los primeros años, hayan manejado los conflictos que pudieron haber surgido.
¿Cómo son las relaciones entre hermanos en los primeros años de vida?
Desde pequeños, los niños tienen intereses y gustos muy claros, además de la capacidad para establecer relaciones con otras personas. Cuando un niño vive en familia y cuenta con uno o más hermanos habrá momentos en los que quiera explorar de manera independiente su mundo, mientras que habrá otras ocasiones en las que busque a alguno de sus hermanos para jugar y divertirse 3.
Hay tres aspectos que caracterizan las relaciones entre hermanos en su primera infancia 4:
• La convivencia entre ellos conlleva emociones fuertes y desinhibidas que pueden ser consideradas positivas, negativas o ambivalentes.
• Al compartir gran parte de su tiempo juntos, llegan a establecer una relación íntima, lo que les permite conocerse bien y apoyarse entre sí.
• Hay un trato diferenciado de los padres con cada uno de sus hijos y de ellos con cada uno de sus padres.
En los primeros años de vida las diferencias en edad, personalidad y necesidades de cada niño en la familia pueden generar que los hermanos rivalicen entre sí o peleen entre ellos luchando por poder o el control; sin embargo es natural e incluso puede ser beneficioso que se presenten estas situaciones si logran resolverlas adecuadamente 5.
Otro aspecto característico es que los hermanos mayores y menores asumen roles específicos dependiendo del lugar que ocupan en la familia. Inicialmente los más grandes toman el rol de maestros o líderes y actúan como apoyo para cuidar y proteger a los pequeños cuando los padres están ocupados. Por otro lado, los más pequeños buscan imitar a los mayores y aprender de ellos durante sus primeros años de vida; sin embargo, en la medida que van creciendo, conquistan progresivamente su autonomía y se vuelven más competentes; asumiendo roles más activos, de modo que las relaciones entre ellos se vuelven igualitarias 6.
Las ventajas de tener un hermano
Cuando los hermanos platican, realizan juegos de simulación, enfrentan desacuerdos y resuelven conflictos entre sí, aprenden de forma segura a comprender lo que otros creen, buscan, piensan, sienten y valoran. Durante estas interacciones desarrollan su habilidad para convivir y compartir con otros, descubren cómo regular sus emociones y aprenden a manejar los desacuerdos de forma constructiva, respetando los sentimientos y pertenencias de los otros y desarrollando su habilidad para convencer a los demás de su punto de vista 7.
Con un hermano uno puede compartir juegos, experiencias, recuerdos y momentos familiares íntimos 8.
¿Cómo puedes promover una relación positiva entre tus hijos?
Si bien cada relación entre hermanos es distinta, hay ciertas acciones que puedes llevar a cabo para crear vínculos más estrechos entre tus hijos desde ahora que son pequeños; éstas buscan promover el desarrollo de las habilidades de comunicación en la familia y parten de la aceptación y el reconocimiento de cada uno de sus integrantes 9:
• Permíteles jugar juntos en actividades en las que ambos puedan tener éxito como construir una casa con cubos.
• Reconoce describiendo cuando interactúen positivamente entre ellos.
– Papá: gracias por ayudar a tu hermana.
– Abuelo: hoy jugaron juntos y se divirtieron.
• Da a cada uno su espacio, respetando las actividades planeadas, así como sus pertenencias, ya que esto les permitirá sentirse valiosos.
• Haz con cada uno actividades especiales para su edad y dales tiempo para hablar o hacer cosas que a ellos les interesen, esto disminuirá el sentido de rivalidad.
• Apoya y guía a los pequeños para que puedan realizar actividades que normalmente realizan los mayores como poner los platos en la mesa.
• Cuando los niños sienten que hay diferencias en el trato con sus hermanos en cuanto al afecto, la comunicación o las reglas, la relación entre ellos se puede volver conflictiva; sin embargo cada quien tiene una personalidad y necesidades particulares. En lugar de tratar a tus hijos de la misma manera y buscar darles lo mismo, muéstrales que son únicos e importantes y céntrate en sus necesidades particulares.
– Hijo: le diste a él más que a mí
– Mamá: ¿Tienes hambre?, ¿quieres que te preparé un poco más a ti?
• Evita las comparaciones negativas o positivas entre ellos; en vez de eso, describe las acciones que cada uno hace mencionando lo que ves, y en su caso, lo que esperas que hagan, esto disminuirá la competitividad entre ellos y se sentirán únicos.
– Papá: veo que has guardado tus cosas, tu cuarto se ve ordenado, gracias.
• Aprovecha la diferencia de edad y apóyate de los niños más grandes para cuidar a los más pequeños, siempre y cuando ellos quieran y no se vuelva una tarea frecuente, ya que esto es una responsabilidad de los padres; ellos se sentirán valiosos y conforme crezcan, incluso buscarán apoyarlos ante situaciones problemáticas.
Mediando las relaciones entre hermanos
Como se mencionó anteriormente las discusiones entre hermanos son normales, por lo que puedes preguntarte: ¿Cómo intervenir si hay una discusión entre tus hijos?
No siempre es bueno involucrarse en los conflictos que surgen entre los hijos, pues estas son situaciones naturales que pasan en poco tiempo en las que los niños aprenden a generar soluciones constructivas para resolver los problemas y en ocasiones las intervenciones de los padres pueden empeorar los mismos. Si las discusiones no involucran su integridad es conveniente darles su espacio para permitir que las solucionen entre ellos 10.
Gran parte de las acciones que los niños llevan a cabo las aprenden de sus padres y ésta no es una excepción. En general, la manera habitual de arreglar las cosas cuando surgen problemas entre los padres es similar a la manera de actuar de los hermanos cuando enfrentan una situación conflictiva; por eso antes de hablar con ellos reflexiona acerca del modelo que eres para tus hijos 11.
Por ejemplo: cuando te sientes contrariado por alguna situación, ¿cómo actúas ante lo que ocurre: gritas, ofendes, o mantienes la calma?
Durante tu intervención 12:
• Promueve que tus hijos resuelvan sus problemas solos y si son muy pequeños, muéstrales diferentes maneras para lograrlo por sí mismos. Una vez que encuentren la solución, dales la oportunidad de ponerla en práctica.
– Hijo: el bebé esta aventando mis muñecos.
– Mamá: tal vez puedes jugar en el patio para que no te moleste tu hermano.
• Permítele a cada uno de tus hijos expresar los sentimientos negativos y deseos que tienen sobre su hermano, de modo que entiendan que es natural que en ocasiones se sientan enojados, celosos o resentidos entre ellos; más deja claro que no pueden lastimarse entre sí.
– Hijo: ¡no toques mis juguetes, ya rompiste mi carrito, tonto!
– Papá: puedes decirle a tu hermano que estás enfadado porque rompió tu juguete sin ofenderlo.
– Hija: siempre estás con el bebé, ya no me quieres.
– Mamá: no te gusta que pase tanto tiempo con él, ¿verdad? Creo que te sientes triste; quiero decirte que tú eres única para mí.
• Establece reglas claras que los niños puedan seguir, no evitará las diferencias, pero será más fácil resolver los problemas.
– Papá: hay que pedir los juguetes de los otros antes de usarlos.
• No etiquetes a los niños, diciéndoles que son malos, mejor ayúdalos a reconocer sus acciones.
– Abuelo: esa pelota es de tu hermano, dile que te la preste si quieres usarla.
• Cuando los niños peleen, reconoce sus emociones, expresa el punto de vista de cada uno, describe el problema y demuestra confianza en la capacidad de los niños para encontrar una solución.
En esta vida tendremos muchos compañeros que se cruzarán en nuestro camino, en la mayoría de los casos, los primeros serán nuestros hermanos; ellos conocerán y guardarán los recuerdos de nuestra niñez y familia, crecerán junto a nosotros y compartirán los aspectos más importantes de nuestra vida.
Referencias bibliográficas
Faber A y Mazlish E (2001). ¡Jo, siempre él! Soluciones a los celos infantiles.
España: ALFAGUARA
Howe N., Recchia H.(2001). Relaciones entre hermanos y sus impactos en el desarrollo infantil. En RE, Barr, Peters RDeV, Boivin M, eds. Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera infancia (en línea). Montreal, Quebec: Centre of Excellence for Early Childhood Development, 1-8. Recuperado de: http://www.enciclopedia- infantes.com /documents/Howe-RecchiaESPxp1.pdf
Mackey G. (2005) Everyday learning about brothers and sisters – Early Childhood AUSTRALIA INC. 3 (2), 15-24. Recuperado de http://www.earlychildhoodaustralia. org.au/pdf/everyday_learning/lah0502.pdf
El Instituto Complutense de Mediación y Gestión de conflictos (s.f.) Guía: Cómo resolver los conflictos familiares. España: Dirección General de Familia, Comunidad de Madrid. Recuperado de http://www.mediacion – ucm.es/documentos /comoresolverconflictosfamiliares.pdf
Citas
1. Howe y Recchia; 2001
2. El Instituto Complutense de Mediación y Gestión de conflictos, s.f.
3. Mackey, 2005
4. Dumm, 1993; citado en Howe y Recchia, 2011
5. Faber y Mazlish, 2001; Mackey, 2005
6. Faber y Mazlish, 2001; Howe y Recchia, 2001
7. Faber y Mazlish, 2001; Howe y Recchia; 2001, Mackey, 2005
8. El Instituto Complutense de Mediación y G estión de conflictos, s.f.
9. Faber y Mazlish, 2001; Howe y Recchia, 2001; Mackey, 2005
10. Howe y Recchia; 2001; El Instituto Complutense de Mediación y Gestión de conflictos, s.f.
11. El Instituto Complutense de Mediación y Gestión de conflictos, s.f.
12. Faber y Mazlish, 2001; Mackey, 2005