Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, aún antes de conocerlos ya somos capaces de brindarles afecto y cuidados por medio de diversas acciones. Las mamás, por ejemplo se alimentan mejor, toman vitaminas, hacen ejercicio y procuran evitar el estrés o las situaciones que puedan afectar al bebé en desarrollo, los papás las acompañan y apoyan en el proceso de embarazo con paciencia y amor al igual que la familia.

Durante la gestación el bebé cuenta con todo lo que necesita, se nutre a través de su madre, escucha las voces de quienes lo aman y está naturalmente en equilibrio. El nacimiento es un gran cambio para el bebé y necesita encontrar el afecto, los cuidados y la protección suficiente para seguir desarrollándose sanamente.

Durante los primeros meses, el bebé necesita varias de las condiciones que le ayudaron a crecer dentro del útero. Una de ellas es estar muy cerca de su madre, sentir la seguridad de su presencia, el calor de su piel, escuchar los latidos de su corazón, y el timbre de su voz (Porras, 2002).

A través de la lactancia una madre brinda a su hijo todo lo que necesita; es un acto amoroso de profunda conexión que permite formar un vínculo emocional. Hoy sabemos que la leche materna es también el mejor alimento para el inicio de la vida por los innumerables beneficios que aporta a los niños.

Un bebé que es puesto al pecho de su madre a los pocos minutos de nacer, además del valioso calostro, que es una múltiple “vacuna” natural, recibe una cálida corriente de amor, una espontánea sensación de paz y seguridad similar a la que ha estado acostumbrado durante tantos meses dentro del vientre (Porras, 2002).

Los especialistas afirman que la leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para que el bebé pueda crecer y mantenerse sano, puesto que fortalece su sistema inmune proporcionando anticuerpos que lo ayudarán a combatir enfermedades tales como infecciones gastrointestinales y respiratorias, así como a prevenir alergias, enfermedades inmunológicas y problemas de crecimiento.

La calidad de la leche materna es perfecta, su composición y cantidad se va modificando de acuerdo con las necesidades del bebé; la leche contiene células vivas y es sumamente rica en anticuerpos, conforme el bebé crece aumenta en cantidad y nutrientes para satisfacer sus necesidades.

Por todas estas propiedades a nivel nutricional y afectivo la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del niño y en combinación con otros alimentos hasta los dos años.

“En reconocimiento a la Semana Mundial de la Lactancia Materna”

 

Referencias

  • Ortega, M. (2015). Recomendaciones para una lactancia materna exitosa. Acta pediátrica de México. 36 (2), 123-129
  • Pérez, S., Romero, G. y Tovar. (2011). Cuerpo, imagen y saberes alimentarios en infantes oaxaqueños, México: un primer acercamiento. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. 9(2), 847-868
  • Porras, W. (2002). Leche materna: el mejor alimento… y mucho más. Liga de la Leche, Costa Rica.
  • Urquizo, R. (2014). Lactancia materna exclusiva ¿Siempre? Revista Peruana de Ginecología y Obstetricia. 2(60), 171-176