El vivir en pareja o en un matrimonio es una decisión de dos personas que quieren compartir experiencias y al mismo tiempo hacer realidad ilusiones y expectativas forjadas en las creencias de su historia de vida: disfrutar, convivir, realizar planes, tener hijos o formar una familia.
Los seres humanos enfrentamos cambios constantes como parte de la vida, compartir en pareja no exenta de retos a enfrentar que pondrán en juego o que requerirán madurez por parte de cada uno, así como la solidez en la relación para poder superarlos.
Entre las causantes más frecuentes de una separación podemos mencionar: abandono, violencia, infidelidad, entre otros. Sin embargo, atrás de estas causas aparentes lo que encontramos son situaciones de vida que no se pudieron resolver por falta de comunicación, confianza o compromiso; capacidades y cualidades que tal vez ya estaban ausentes desde antes de unirse en pareja como parte de su personalidad o de su historia, puede ser también que se fueron mermando en la medida en que aparecían situaciones que necesitaban resolución y se quedaron atoradas como crisis en la relación.
Paradójicamente aquello que no funcionó como pareja para sostener una relación serán los pilares para resolver de la mejor manera una separación en la que se pretende afectar lo menos posible a todos los involucrados.
Cuando ocurre una separación se inician una serie de procesos que pueden ir de acuerdos simples a batallas destructivas, donde aparece un desgaste emocional, físico y mental, si no se considera esta situación como una oportunidad para aprender, es decir, comenzar una nueva etapa en la que ambos padres requerirán adaptarse a los cambios y aprovechar el tiempo de convivencia con sus hijos para consolidar relaciones significativas.
La separación es una invitación de la vida que nos lleva a crecer y madurar justamente llevando a cabo lo que no pudimos aplicar en la relación.
Puntos clave para negociar la separación:
Comunicación
- Posibilita un canal de dialogo con tu excónyuge, pensando en el bienestar de sus hijos, en lugar de buscar culpables y tratar de tener siempre la razón.
- Aprende a escuchar sin emitir juicios, valida la experiencia de la otra persona.
- Reflexiona tus decisiones antes de tomarlas, evita responder de manera reactiva o impulsiva.
- Emite mensajes breves y específicos, sé claro en lo que deseas, habla en primera persona: “pienso, siento, creo, me parece…” y traten de llegar a acuerdos que beneficien a todos.
Confianza
- Sé consecuente y responsable de tus actos, promete solo aquello que vayas a cumplir.
- Habla con la verdad, tal vez no sea necesario dar detalles de una historia, pero si afirmar los hechos que sucedieron.
- Asume tus errores, admítelos, pide perdón y aprende a perdonar, para superar momentos de decepción o de duda.
Compromiso
- Reconoce aquellas experiencias positivas o negativas de vida, que te han llevado a actuar de determinada manera, para realizar los cambios necesarios que te permitan adoptar pautas de autocuidado que puedas aplicar también con tus hijos.
- Piensa en los efectos de tus decisiones, aun los pequeños detalles hacen la diferencia: estar a tiempo y presente en las situaciones que lo requieran, satisfacer las necesidades de los niños, priorizar acciones.
- Conoce tus limitaciones y fortalezas en cuanto al tema de la separación, de ser necesario busca apoyo emocional.
Algunos expertos afirman que el problema no es la separación,
si no el mal manejo que se hace de ésta.