Desde que nacen los niños requieren de personas significativas que les provean cuidado, ternura y seguridad, con las cuales puedan establecer una relación de calidad que les garantice su supervivencia. Es por esta razón que buscan asegurar una cercanía con los adultos a cargo de su crianza, respondiendo a la interacción con ellos y creando una conexión importante necesaria para su desarrollo.

Como adultos podemos:

 Ser sus referentes

  • Brinda información acerca del entorno: “esto es una sonaja”, “esa es una flor…”
  • Describe acciones: “voy a cambiarte de pañal”, “ahora es momento del baño…”
  • Presenta a los integrantes de su familia: “mira a tu abuelo, ella es tu tía, tu prima…”
  • Lee sus expresiones y responde a ellas con palabras que traducen su experiencia de alegría, contrariedad, molestia, asombro: “te veo fastidiado, pronto llegaremos a casa y podrás descansar”, “parece que no te gustan los chicharos…”

Ampliar su red de apoyo        

  • Promueve su red de vínculos seguros y confiables. En ocasiones son los abuelos, tíos o tías, quienes colaboran con los padres, sin embargo, si no hay posibilidad de contar con ellos, podríamos relacionarlos con personas de la comunidad. El fin de esta red es que los niños cuenten con el sostén necesario para favorecer su desarrollo y ser atendidos en situaciones de emergencia como pueden ser: un accidente, una enfermedad, algún desastre natural.

Comprenderlos   

  • Recuerda que los niños pequeños pueden tener dificultad para seguir las orientaciones de dos personas al mismo tiempo; pueden estar con la abuela y desconcertarse cuando llega la mamá, alterando su comportamiento. En algunas ocasiones esto se traduce en frases como: “estaba muy bien hasta que llegaste”; cuando en realidad la explicación tiene que ver con el hecho de haber pasado mucho tiempo con una persona y de pronto tener que relacionarse con otra; su cerebro no está preparado para este cambio tan repentino y por eso puede reaccionar así.

Situaciones parecidas a la que acabamos de mencionar estarán presentes con diferentes personas: educadora – mamá, papá – mamá, tío – abuelo… El problema no son los adultos, es la falta de madurez del niño para mantener cercanía con ambas personas en un determinado momento.

Pautas para fortalecer las relaciones con los niños y compartirlas con los involucrados en su crianza:

  • Mantén la cercanía: cada vez que realices alguna interacción con el niño, utiliza gestos, actitudes amorosas, palabras, movimientos y acciones para hacerlo sentir aceptado tal como es.
  • Proporciona seguridad: hazle saber que lo vas a cuidar y estarás presente en cualquier situación que necesite de ti.
  • Sé su modelo para seguir: cuida tus palabras, acciones y actitudes. El niño hará aquello que ve en ti, no solo lo que le dices que haga.

Ser padres en ocasiones implica experimentar una gran diversidad de emociones: alegría, frustración, esperanza, inquietud…, sin embargo, es el compromiso más grande de nuestra vida que nos permitirá crecer como seres humanos.

“Uno no educa con lo que hace un día, educa
con lo que hace la mayor parte de los días”
Pepa Horno


Referencias:
Howei, D. (1997). La teoría del vínculo y las relaciones sociales. N/A: Paidós. Sitio web: https://www.avntf-evntf.com/wp-content/uploads/2016/06/La-Teor%C3%ADa-del-V%C3%ADnculo-y-las-relaciones-sociales.-D.-Howe-2014.pdf
Martínez-Álvarez, José L.; Fuertes-Martín, Antonio; Orgaz-Baz, Begoña; Vicario-Molina, Isabel; González-Ortega, Eva Vínculos afectivos en la infancia y calidad en las relaciones de pareja de jóvenes adultos: el efecto mediador del apego actual Anales de Psicología, vol. 30, núm. 1, enero-, 2014, pp. 211-220 Universidad de Murcia Murcia, España. Sitio web: https://www.redalyc.org/pdf/167/16729452022.pdf
Neufeld, G. (2016). Regreso al vínculo familiar. Protege a tus hijos. N/A: Lectorum.