Cuando me enteré que iba a ser madre, un torbellino de emociones surgió en mí; reí y lloré al mismo tiempo, fue alegría, esperanza, muchas ilusiones pero también miedo, incertidumbre…  a veces parece increíble que una nueva vida se esté formando en tu vientre y eso puede asustar, y surge una pregunta, ¿se puede verdaderamente estar “lista para ser madre”?

Lo que sí puedo afirmar es que desde que lo supe surgió en mi un amor único y diferente por ese pequeño ser, sin conocerlo, sin verlo y sin sentirlo aún fui capaz de sentir el poder de dar vida y el deseo de proteger esa vida en desarrollo, creo que así comencé a convertirme en madre.

Al principio mi maternidad estaba construida por ideas, anhelos y planes, sin embargo, no es posible quedarse en el terreno de los ideales cuando se está esperando un bebé. Con el avance del desarrollo de mi bebé, me di cuenta que mis acciones se reflejaban en su bienestar o malestar, el embarazo representa una transformación fisiológica evidente pero también es un proceso interno que va preparando psicológicamente a una mujer para ser mamá.

Cuando mi bebé nació y lo sostuve en mis brazos fue un momento muy especial, sentir su calor, su fuerza, escuchar su llanto, tocar su piel suave, no hay nada igual. Estaba ahí con mi hijo, con todo el deseo de ser una buena mamá, llena de amor y ternura pero no tenía idea de qué hacer, al principio fue difícil, yo pensaba que las mamás conocían a su hijo por el simple hecho de ser su madre pero en realidad no, sin duda en la maternidad hay momentos de crisis. Es necesario aprender, aprender a observar, a escuchar, a detectar cada una de las señales del bebé; poco a poco fui descubriendo como cuidar a mi hijo, como satisfacer sus necesidades con amor, descubrí quien soy yo como madre.

“De alguna manera, una madre tiene que nacer psicológicamente al igual que su bebé nace de forma física. Lo que una madre da a luz en su mente no solo es un nuevo ser humano, sino una nueva identidad: el sentido de ser madre.”

Daniel Stern

 

La forma en que surge la identidad de ser mamá en cada mujer es un proceso particular, el “instinto materno” como se le ha llamado en realidad es una serie de comportamientos y actitudes que se van configurando desde antes del nacimiento del bebé y que continúan en constante evolución a través de los meses siguientes a su nacimiento.

“Los primeros estímulos que el niño comienza a decodificar remiten al rostro de la madre, a su aroma, a su modo de mecerlo y alimentarlo.”

López, 2012

Referencias

Alzate, S., Cuervo, L., Díaz, Y., Galvis, L., Gómez, J., et. al. (2014) 1, 2, 3, por mí. Crianza en los nuevos tiempos. Litoimprent Artes Gráficas: Colombia.