Se entiende por estrés al “conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción” (OMS, 2007 en SPC, 2015), por lo que se trata de un estado de adaptación de las personas hacia las situaciones adversas del medio ambiente. Cuando se produce, nuestro cuerpo libera la hormona del estrés llamada cortisol, lo cual nos pone en estado de alerta, física y mentalmente.
Para los bebés, aprender a hacerle frente a las situaciones estresantes que se presentan en su día a día, es un aspecto muy importante de su desarrollo saludable.
Cuando el bebé crece en un ambiente en el cual se siente cuidado es capaz de enfrentar los desafíos diarios y regresar fácilmente a su estado de equilibrio, en estos casos experimenta estrés positivo. Se le llama estrés tolerable al que el niño(a) vive ante situaciones más serias como la pérdida de un ser querido acompañado de un adulto afectuoso que lo contiene y le ayuda a adaptarse. Ante casos de abuso, maltrato o negligencia crónica, hablamos de estrés tóxico ya que la respuesta física de alerta permanece activa y se afectan las conexiones del cerebro en desarrollo de los niños, lo cual puede producir daños en su salud física y mental. (Harvard University).
Para prevenir o frenar los efectos del estrés tóxico en tu hijo(a), te recomendamos lo siguiente:
- Crea un ambiente seguro y tranquilo en el que pueda desenvolverse.
- Hazle saber que es importante para ti y que estás para él/ella.
- Sé empático(a) con sus emociones y ayúdale a expresarlas.
- Practica técnicas de relajación y compartan actividades recreativas o deportivas.