Los cambios o situaciones inesperadas pueden conllevar distintas emociones tanto para los niños como para los adultos responsables de su cuidado, éstas pueden ser de alegría, interés, curiosidad, pero también pueden generar miedo, incertidumbre y preocupación, ya que implican modificaciones en distintas áreas de su vida. Por lo que se recomienda tener un proceso de transición, para ayudar a pasar suavemente de una situación a otra, tratando de dar el tiempo necesario y los apoyos que se requieran para lograrlo.
Algunos de los cambios más comunes que pueden presentarse en la vida de los niños son: mudarse de casa, la separación de sus padres, ingresar a un centro de desarrollo infantil, la llegada de un hermano o incluso la situación de confinamiento durante un largo tiempo que ha provocado la pandemia. Para algunos niños esto representó una mayor cercanía con sus padres o cuidadores; para otros tal vez, la situación significó vivir momentos de estrés debido a experiencias de pérdidas que afectaban a su familia de diferentes maneras.
Un nuevo reto se hace presente para los niños, el separarse de sus vínculos primarios para incorporarse nuevamente a Centros de Desarrollo Infantil con cuidadores que compartirán su crianza. Los adultos involucrados en este proceso necesitamos mantener una comunicación cercana y actuar teniendo como objetivo en común el bienestar de los niños, apoyando nuevamente su adaptación de la mejor manera posible convirtiéndonos en ese sostén emocional que tanto necesitan. Puedes hacerlo siguiendo las siguientes pautas:
- Permítele que exprese sus emociones, dudas o inquietudes como le sea posible, considerando el impacto de este cambio en su vida.
- Hazlo sentir escuchado por medio de acciones como mirarlo, acompañarlo, darle una palabra de aliento o una caricia.
- Si conoces la situación o sabes lo que va a suceder anticípale el cambio para ayudarle a preparase emocionalmente.
- Describe la situación de manera objetiva, si lo crees pertinente puedes hacer énfasis en algunas cuestiones positivas.
- Si es una situación imprevista, explícale lo que está sucediendo y hazle saber que tú estás a cargo.
- Ten buena comunicación con el niño, utiliza palabras que pueda entender y siempre háblale con la verdad.
- Compártele tu propia experiencia en alguna situación que haya sido similar y lo que hiciste para afrontarla.
- Ayúdalo a escoger un objeto significativo que lo acompañe en este proceso.
Cuando los niños son pequeños pueden tener un peluche, un juguete, una manta preferida o una prenda de ropa, los cuales pueden tener un significado afectivo importante para ellos, ya que representan una continuidad de su hogar o una cercanía con su madre, padre o cuidador. Estos objetos se vuelven transicionales porque les brindan una sensación de protección, ayudándoles en momentos difíciles para sentirse más seguros, tranquilos o incluso acompañados.
Trata de comprender por lo que está pasando el niño, sé paciente y dale el tiempo que necesite, cada uno tiene sus propios ritmos.
Cuida tu salud emocional, recuerda que tú también importas y en caso de ser necesario busca ayuda.