A lo largo de la vida, nos enfrentamos a situaciones adversas que ponen a prueba nuestra capacidad de salir adelante y adaptarnos a las circunstancias.  Durante los primeros años de vida, los niños experimentan cambios relacionados con su desarrollo y entorno que pueden generar estrés y diversas emociones. La transición por estos momentos, demandan el despliegue de ciertas habilidades que les permitan superar la adversidad y obtener aprendizajes.

 

Algunas de las actitudes y comportamientos de los adultos que se relacionan con el desarrollo de la resiliencia en los niños son (Barrios, 2005; Vega, 2007; Amar et. al. 2003; Vera, 2004):

 

 


Muestran aceptación hacia su persona y le hacen saber que es importante para ellos.


Mantienen una relación cálida y de colaboración al acompañarlo en el desarrollo de sus habilidades físicas, cognitivas y emocionales.


Son empáticos, tienen la capacidad de percibir las vivencias internas del niño y sus necesidades a través de observar sus diferentes expresiones emocionales.


Desarrollan buenos tratos en su cuidado y participan activamente en su educación.


Se comunican de manera clara y afectuosa.


Son solidarios y lo apoyan en las dificultades que se le presenten en la realización de sus actividades recreativas y de aprendizaje.


Ante situaciones adversas o de emergencia, funcionan como una figura clave y cercana que les hace sentir que “todo pasará” para superar el evento.


¿Qué es la resiliencia?

Los estudios realizados con niños que han sufrido maltrato o con aquellos que han vivido experiencias traumáticas, como desastres naturales o guerras, han mostrado que en muchos casos, contrario a lo que se esperaba, estos niños no presentaban carencias psicológicas o afectivas y alcanzaban un desenvolvimiento social adecuado. (Vega, 2007; Amar, Kotliarenko y Abello, 2003).  Estos resultados han generado gran interés por comprender cuáles son los factores que promueven esta capacidad de superar y transformar las experiencias adversas.

El Dr. Michel Manciaux, pediatra reconocido a nivel mundial, define la resiliencia como la capacidad de una persona o grupo de resisitir y rehacerse ante condiciones de vida difíciles, acontecimientos desestabilizadores y situaciones traumáticas o de pérdida (Manciaux, 2001).  Esto implica transformar positivamente las experiencias y aprender de ellas, lo cual le permitirá a los niños mantener su desarrollo esperado y proyectarse con confianza hacia su futuro.

 

Vínculo afectivo y resiliencia

La resiliencia resulta de la interacción de los individuos con su entorno (Vera, 2004).  De esta manera, la figura de un adulto empático que se vincula con el niño acogiéndolo, cuidándolo y protegiéndolo, es fundamental para sentar las bases de esta capacidad.

Una relación en la que el niño se siente seguro, aceptado y en confianza, le permite construir una imagen saludable de sí mismo, así como generar un sentimiento de pertenencia y el desarrollo de sus capacidades para dar y recibir con la finalidad de construir una red social y afectiva en la cual muestre interés por explorar su entorno y vivir situaciones novedosas.  Así, el vínculo afectivo promueve la adquisición de recursos internos que fomentan la construcción de la resiliencia.

 

“La resiliencia es más que resistir, es también aprender a vivir”.

 

Boris Cyrulnik

Para favorecer la capacidad de los niños de afrontar y adaptarse a las diversas situaciones que enfrentan día a día en su proceso de desarrollo, es esencial que reconozcamos la influencia que los adultos tenemos en la construcción de su personalidad, así como la importancia de establecer relaciones profundas y seguras con ellos.

 


Referencias bibliográficas

Amar, J.; Kotliarenko, M. A. y Abello, R. (2003) Factores psicosociales asociados con la resiliencia en niños colombianos víctimas de violencia intrafamiliar.  Investigación y Desarrollo  Vol. 11 (1) pp. 162-197.  Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/268/26811107.pdf

American Academy of Pedriatics [AAP] (2015) Cómo fomentar la resiliencia en los niños. Recuperado de: https://www.healthychildren.org/spanish/healthy-living/emotional-wellness/building-resilience/paginas/building-resilience-in-children.aspx

American Psychological Association [APA] (2018)  Guía de resiliencia para padres y maestros.  Recuperado de: http://www.apa.org/centrodeapoyo/guia.aspx

Barrios, A. (2005) Autoconcepto y características familiares de niños resilientes con discapacidad, el caso de una población del Caribe colombiano.  Investigación y Desarrollo  Vol. 13 (001) pp. 108-127.  Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26813105

Manciaux, M. (2001)  La resiliencia: resistir y rehacerse.  Barcelona, España:Gedisa

Vega, L. (2007).  Resiliencia y buenos tratos a la infancia: Una mirada esperanzadora.  En Escaff, E. y  Maffioletti, F. (1ª ed.) Psicología Jurídica, aproximaciones desde la experiencia. (pp. 253-266) Santiago, Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.

Vera, B. (2004).  Resistir y rehacerse: una reconceptualización de la experiencia traumática desde la Psicología Positiva.  Personalidad resistente, resiliencia y crecimiento postraumático.  Recuperado de: http://www.ugr.es/~javera/pdf/2-3-resiliencia%20Vera.pdf